El "despertar" budista no es debido a una revelación divina, sino que se produce como un descubrimiento directo y personal de la realidad última. Un Buda no es un dios, ni un mesías, ni un profeta. El budismo no afirma la existencia de un creador del universo como causa última de la realidad, y sus enseñanzas no son percibidas por sus seguidores como dogmas.